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sábado, 28 de abril de 2012

EL HAMBRE DE SER Y LA SED DE TOREAR: EFREN ROSALES Y RICARDO FRAUSTO SALEN EN HOMBROS


Texto: Juan Antonio de Labra
Fotos: Landin-Miranda

AGUASCALIENTES, AGS.- El hambre de triunfo de Efrén Rosales se puso de manifiesto a la par de la calidad de Ricardo Frausto, y al final del festejo los dos novilleros de la tierra salieron a hombros en medio del júbilo de la gente, que disfrutó mucho las respectivas actuaciones de dos toreros complementarios.
En medio de esta renovación de ilusiones, la que siempre supone la inagotable cantera hidrocálida, la tauromaquia cordobesista de Manuel Fernández "Mazzantini" mantuvo el tono de actitud de la terna, que se sobrepuso a la falta de fuerza y raza de los novillos de José Julián Llaguno, que no estuvieron a la altura de las circunstancias.
Si Frausto ratificó sus excelentes maneras, Rosales demostró que el sufrimiento torero también explota en tardes como ésta, y el triunfo le cayó del cielo.
Sobrio, elegante y con un valor sereno tan sólido como su buen concepto del toreo, Ricardo hizo dos faenas distintas en su forma, pero igualmente válidas en su forma. Y así, con las zapatillas clavadas en la arena, el trazo suave, y un ritmo lento, toreó a placer a dos novillos que embistieron con distintos matices.
De mayor calado fue su faena al sexto, con el que improvisó elegantemente sobre la marcha, en un dechado de creatividad, con muletazos por la espalda, redondos, arrucinas, y una vitolina que fue un portento.
Si le faltó mayor puntería con la espada –colocó dos estocadas defectuosas– fue porque se perfila con la punta del acero muy arriba y el brazo muy flojo, en un extraño tranquillo que debe rectificar a la brevedad, sobre todo si aprovecha su estatura.
A diferencia de Frausto, que ejecuta un toreo puro, Rosales es el novillero rabioso que se queda quieto y fluye con facilidad, proyectando una personalidad atrayente de cara al público, que lo percibe como un muchacho que lucha sin reserva por ser torero.
En los dos novillos de su lote se entrega a base de valor, y se puso en el sitio para sacar muletazos meritorios. Y cuando saltó a la arena el noble ejemplar de Real de Saltillo, que embistió humillado desde el principio, la cosa cambió para bien.
Surgió entonces el toreo de ligado, de asentamiento y tandas largas, en las que Rosales vibró a la par de la "Pelea de Gallos". No podía ser de otra manera. Y a la hora de matar se fue detrás de la espada con absoluta decisión con la firme intención de dar muerte al novillo, motivo por el que no se salvó de una aparatosa voltereta que confirió una carga más grande de emoción al momento.
Mazzantini no desentonó. Para nada. Tiene un concepto manoletista, de planta relajada y verticalidad. Lo malo fue que le faltó poner un punto más de chispa, la que no tuvieron los dos novillos de su lote.
Cabe destacar la seriedad de sus procedimientos y quizá se echó de menos que hubiese tenido más rodaje en otras plazas de México antes de venir a una feria de esta envergadura, a fin de haber tenido una idea más clara del público y su esencia.
La feria sigue en alza, y con la esperanza de que, a partir de mañana, las cosas sigan de esta manera ahora que se viene la parte más intensa del ciclo sanmarqueño.

Ficha

Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Segunda y última novillada de feria, y cuarto festejo del ciclo. Un tercio de entrada (alrededor de 4 mil setecientas personas) en tarde de calor bochornoso. Novillos de José Julián Llaguno, sin remate, deslucidos y flojos en general. Y uno de regalo de Real de Saltillo (7o.), manejable. Pesos: 448, 388, 396, 442, 460, 434 y 350 kilos. Manuel Fernández "Mazzantini" (azul purísima y oro): Silencio en su lote. Efrén Rosales (verde esmeralda y oro): Ovación tras aviso, ovación y dos orejas en el de regalo. Ricardo Frausto (azul celeste y oro): Oreja y oreja. Destacó en varas Mauro Prado, que picó bien al 3o. Alejandro Prado estuvo bien colocado y torero e hizo un excelente quite a Rosales.


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